Queremos empezar a hacer una serie de entrgas de partes de las obras escritas que el Grupo Teatral Antípoda ha representado durante sus 10 años. Y, sabiendo que no a todas las personas les gusta leer teatro ( ya que el teatro está escrito para leerse en el escenario), dejamos la sana tentativa de que quienes quieran tener cada obra completa, nos hagan la solicitud especificando cuál puede ser su objetivo de tenerla: ya sea porque quiere hacer el montaje, porque quiere analizarla, o simplemente para leerla y tener la colección.
Todas nuestras obras son de carácter social; la influencia del brechtismo y nuestra propia técnica, determinan una excelente puesta en escena. Creemos que para quienes quieren hacer sus propios montajes, estas obras escritas casi todas en "rompecabezas cuadrados" es decir, en piezas que encajan de cualquier forma, serán de una utilidad muy grande. Hemos laborado cada obra pensando en la facilidad de la escenografía, así como en la participación de muchos o muy pocos actores en escena; ya que son alternativas a los inconvenientes de grupos teatrales que cuentan con muy pocos recursos económicos o ya sea a las tantas dificultades que un actor de la clase obrera tiene.
Esperamos pues que hagan de estas piezas teatrales, dignas representantes de un arte verdaderamente comprometido con las justas causas de los explotados así como lo hemos hecho nosotros. Si quieren hacer el montaje de alguna de ellas, y necesitan nuestra colaboración con algunos consejos, no duden en preguntar, pues como siempre decimos: "al público de los oprimidos -nuestro gran público- no se le da cualquier cosa, hay que tratar de darles lo mejor".
Para obtener la siguiente pieza completa, escríbanos al correo electrónico: lfnikho@hotmail.com, ya sabe, escriba su objetivo y por favor, déjenos un comentario ya que la razón de este blog es cada uno de nuestros lectores.
Tengan en cuenta que las obras son gratis, cuando recibamos su correo, le reenviaremos un archivo adjunto con la obra completa lo más pronto posible.
Esta pieza, escrita en 2003, EL SÍNDROME DEL LETARGO, consta de un acto único y dividida en cinco cuadros, tienen a su disposición en blog, gran parte del primer cuadro. Gracias por leernos.
El
Síndrome del Letargo
De:
L. F. Nikho
(2003)
Personajes:
El
hombre de la sombrilla
Una
mujer
Un
artista
Una
proletaria
Obrero
Una
mujer de luto
Unos
obreros
El
hombre del tambor
Único
Acto
Cuadro
I
(El
escenario está representado por una parada de autobús; hay un letrero de PARE y
una silla de espera en el centro. Al
lado derecho de la silla hay un hombre de pie, con un abrigo negro raido y un
paraguas abierto sin cubierta. Se escuchan
carros al fondo).
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: (Mira su reloj y luego hacia los lados con mucha
pausa): Como siempre. El bendito
retraso. Como siempre. Pero así es esta sociedad, para el hombre
pobre no existe más que la espera; la maldita espera y el maldito tiempo que
debe ser racionalizado como el mendrugo de pan que se gana en las fábricas el
obrero, o si bien lo mismo el que va de cantina en cantina, con su chaza de
madera vendiendo dulces y cigarrillos al cliente de las putas que le ponen el
culo en las rodillas negociando una faena barata. (Pausa larga.
Nuevamente mira el reloj y a los lados).
Sin embargo, ¿qué me gano con perder la paciencia? Estaré irritado por algún momento, pero al
fin y al cabo esto pasará. Hay cosas que
ameritan una mayor preocupación y de todas formas son ignoradas. ¡Ufff!, esperar es muy desesperante. ¿Pero vale la pena? Creo que a veces sí y a veces no, depende de
la necesidad de quien espera y de lo que espera. Y por aquí ni siquiera se ve un alma, tan
sólo un peatón que alimente la vista y dé de comer al morboso placer del chisme,
que en las tardes de ocio sagradamente se sienta en las lenguas viperinas de
algunas mujeres que se hacen en los andenes de las esquinas de los barrios más
pobres. Si en lugar de perder el tiempo
comiendo prójimo, se dedicaran a saber dónde están paradas y por qué, quizás
harían algo bueno por la sociedad a la que pertenecen. Quizá sus hijos no serían deprimidos
asustados, o traumáticos tan enfermos, como ellas mismas del síndrome del
letargo. (Otra vez mira su reloj y hacia
los lados, ríe entre dientes).
Cualquiera que de repente me viera hablar diría: ¡pobre huevón tan
bobo! Pero qué importa si les conozco o
no, si me conocen o no. De todas
maneras, todos tenemos una historia que balbuceamos de vez en cuando así sea
para hablar mierda.
(Ahora
entra una mujer vestida con sencillez, se sienta en la silla y enciende un
cigarrillo. El hombre de la sombrilla no
se inmuta; la mujer se muestra impaciente y se come las uñas).
-MUJER
(Mirando al hombre): Perdón caballero (El hombre la mira con
indiferencia). ¿Será usted tan amable de
informarme la hora?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA (Con mucha displicencia y levantando una ceja, muy
pausado): en este reloj, exactamente… son las seis horas, con quince minutos y
treinta y dos segundos…
-MUJER:
Muchas gracias señor. (El Hombre de la Sombrilla
no responde. Silencio un instante). ¿Y lleva mucho tiempo esperando?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Demasiado.
-MUJER:
A veces esperar tanto hace perder el control, ¿verdad?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: yo creo que eso depende de la situación, de la
circunstancia más bien… que nos lleva a esperar.
-MUJER: Desde luego que sí, por eso le digo que a
veces.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Y por eso yo le complemento… le afirmo. Hay cosas, que esperarlas, exasperan el ánimo
del más paciente; pero hay otras que aunque impliquen un gran sacrificio, al
final de la misma espera se obtendrá la recompensa deseada.
-MUJER:
es cierto, pero hay que ir dando pasos para avanzar.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Es un concepto lógico y simple. (El hombre de la sombrilla se sienta a un
lado de la mujer. Habla como
pensativo). Hay que ir dando pasos para
avanzar. Hay que aprender para luchar,
hay que avanzar para ganar… hay que luchar para dar los pasos.
-MUJER:
¿Y a qué se debe esa reflexión?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: antes de que usted llegara aquí yo ya llevaba un tiempo
esperando y en un soliloquio de pensamiento en voz alta, reflexionaba a cerca
de la espera, aunque en realidad, no llegué a ninguna conclusión.
-MUJER:
Pero eso es razonable. Yo misma, cuando
resulto hablando sola, me encuentro deambulando, buscando puntos de vista y
cualquier distracción me hace perder el hilo de lo pensado y no llego a tener conclusiones. ¿Y cuáles eran sus reflexiones acerca de la
espera?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Es bastante confuso; me limitaba a la gente pobre, de
quienes el esperar es ya un aditamento forzado de su vida rutinaria. El hombre pobre espera por obligación, tanto
así, que lo entiende por devoción. Está
acostumbrado a que el esperar le haga callo en las nalgas o en las plantas de
los pies; que esa espera se la hayan acomodado en su cerebro y se conforme ante
lo que no debe conformarse.
-MUJER
(Reflexiva): Sabemos que no podemos callar… pero callamos.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Sabemos que respiramos un aire tóxico, corrupto y
opresor y esperamos que los causantes, o sea, los de la sociedad opresora hagan
algo, cuando nunca lo harán.
-MUJER:
Creo que estamos de acuerdo.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Hasta en eso esperamos: estamos de acuerdo pero no
hacemos algo.
-MUJER
(Sacando un paquete de cigarros): ¿Quiere un cigarro?
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: No, gracias, no me gusta fumar. Tras de producir mal aliento, pone los
dientes amarillos, como si eso fuera poco, produce cáncer mientras los grandes
industriales se revientan de la risa amasando sus ganancias; realmente es un
vicio bastante tonto.
-MUJER:
No se mide usted para herir susceptibilidades.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Es una cuestión de inconformidad. Partamos de este
punto, según entendemos, el mundo se divide en clases sociales siendo las más
importantes: la clases social de los obreros (mirando al público), o
proletarios, y la clase social de los más ricos (mirando al público) o
burgueses explotadores. Yo le pregunto:
¿Quiénes son los que producen los cigarros?
-LA
MUJER: Es lógico que el hombre, el ser humano los produce.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA (Parándose de la
silla y yendo hasta el público): Se equivoca, eso es lo que pretenden
mostrarnos. Generalizan un problema como
si fuese cuestión de cada individuo o como usted dice: del ser humano y así,
comercializan la idea, venden la idea. Inventan
las grandes campañas para hacer conciencia en los humanos como si de cada uno
de nosotros fuera la culpa de la gran contaminación, de esos dizque agujeros
en la capa de ozono, de la extinción de animales, de los ríos secos y de todos
los problemas imaginables.
-MUJER:
De todas formas es una cuestión del hombre.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA (Volviendo a la silla): No, es una cuestión del sistema
que domina… es una cuestión del ser social…
y hablo del ser social burgués como causante directo de la problemática
que ellos mismos plantean enmascarando su culpabilidad. Porque el ser social proletario simplemente
es un subordinado que está obligado a producir en condiciones de explotación,
para poder subsistir. Por eso, quienes
producen los cigarros (exaltado levanta los brazos para enfatizar) desde luego
que son los obreros, pero ellos no son los dueños de las fábricas de
producción, ni de la maquinaria empleada, ni de la materia prima, ni de los
terrenos.
-MUJER:
Sí, pero de todas formas influye indirectamente.
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Pero esa influencia es obligada.
-MUJER:
¿Y quién le pone al obrero un puñal en el cuello para que fabrique los
cigarros? Nadie lo obliga a trabajar en
las tabacaleras, o en la fábrica automotriz, o en la de licores, o en las
textilerías…
-EL
HOMBRE DE LA SOMBRILLA: Es cierto, nadie en sí tal vez lo obligue, pero algo sí
lo obliga: el hambre, la salud, la necesidad de un techo, la necesidad de un
estudio, es decir, necesita suplir su existencia. ¿O quién le garantiza todo eso sin tener que
ir a producir lo que envenena a otros y así mismo? Por lo menos, un sistema capitalista donde el
hombre es oprimido por el hombre, no lo garantiza. Por eso cuando usted decía que hay que ir
dando pasos para avanzar, yo le respondí que eso era un concepto lógico y
simple. De todas formas hay que empezar
a caminar… no simplemente decirlo.
-MUJER
(Yendo al público): A lo que usted se refiere es que los obreros, los
proletarios deben tomar conciencia de su medio, para luego hacer de su espera
algo concreto y
definitivo?...................................................................................................................................
Recuerde solicitar la obra completa al correo: lfnikho@hotmail.com, gracias.
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