TEATRO ANTÍPODA

viernes, 15 de marzo de 2013

El Proceso de Depuración Por: L. F. Nikho


El Proceso de Depuración

Por: L. F.  Nikho

 En el año 2003, cuando el Grupo Teatral Antípoda apenas llevaba un recorrido de dos años, decidí empezar una investigación y experimentación aplicable para la formación actoral, teniendo en cuenta que con quienes trabajaba, tenían ciertas limitaciones (en ese entonces), de tiempo, voluntad, economía y capacidad.

Y ya que pienso que el teatro es un arte que no necesita talento sino trabajo, me di a la tarea de buscar diferentes métodos acoplables a los inconvenientes propios de mis compañeros actores, que ya tenían sus propias dificultades.

 No trato de que este sea el paradigma o la guía fundamental de una formación en el teatro; es, a lo sumo, una contribución responsable a las artes escénicas de los oprimidos, pues hay que tener en cuenta que como yo, también existen otros individuos carcomiéndole al teatro burgués para refutarlo.

 Los términos que utilizo, tal vez sean los que mejor pude adecuar (espero que no se les confunda desde ningún concepto, con algunos términos del gnosticismo); y valga aclarar de una vez, que lo escrito es enfocado hacia personas que tengan que ver con el teatro propiamente dicho, aunque cada cual es libre de leerlo.
Bueno, esto es lo que queda de mi propia cosecha.

 Teatro: Formación del Individuo

Nuestro acercamiento al teatro es cada vez más distante, tanto para el público espectador como para la gente que se mueve en su entorno: actores, directores, productores, dramaturgos, técnicos y demás.  Me refiero a que el modo de producción actual, es más una especie de “híbrido de profesiones”, que teatro propiamente dicho.

Es ya sabido que el teatro se hace desde casi siempre, inclusive si se tiene en cuenta el nacimiento del teatro de occidente cuando los hombres rendían culto a sus dioses o a los seres sobrenaturales en los que creían; la expresión, la imagen y los símbolos han demarcado una pauta importante en el quehacer diario de la existencia humana y el teatro no se ha quedado atrás de esta situación.

 El hombre busca comunicarse, proyectar sus pensamientos a otros hombres, busca hacerse sentir.  De un modo concreto, su cuerpo es el templo de sus ideas, afuera es la fuente y, ya sea mecánica o naturalmente, esas ideas se ven reflejadas en su afán de comunicación.  A través de la historia, las concepciones han cambiado porque hemos evolucionado, y se han generado nuevas capacidades y nuevos medios para comunicarnos.

 Por medio del teatro, el individuo-actor, va entendiendo su entorno desde diferentes ángulos (multilateralidad), de una manera conciente; gracias a una serie determinada de ejercicios y prácticas determinadas, sus sentidos se van desarrollando y transmiten la lógica de la idea a un nivel conceptual avanzado que llamamos: Expresión Artística. 

Pero hay que entender que no sólo los sentidos propios o individuales deben importar en este proceso, la correlación que existe con otros individuos-actores también es importante, además que trascendente, ya que el teatro debe crear en el individuo-actor tal conciencia de los sentidos, que éste a su vez debe procurar una conexión que lo relacione directamente con los sentidos del o de los otros.  Es como un intercambio de información que se da como acción y respuesta al mismo tiempo.

 En los ejercicios teatrales hay que plantearse estas hipótesis mediante fórmulas que se despejen con el error, teniendo en cuenta que es a partir de éste, que se intentará encontrar el acierto.  El estímulo de los sentidos sólo, y únicamente, se adquiere con la práctica, con la conciencia diaria del acto.

El individuo-actor va adquiriendo una conciencia lógica de su cuerpo y el “mandato” que la idea tiene sobre él, dominando la acción corpórea y traduciéndolo luego en expresión artística en un nivel más avanzado y consecuente; conociendo las capacidades y límites de su corporalidad y las capacidades y límites que lo relacionan con otros cuerpos.
He ahí por lo tanto, la importancia de los ejercicios teatrales de la conciencia física-motriz-cognitiva en la formación del individuo-actor: busca, estimula, acciona, reacciona, observa, capacita, limita, formula, crea y responde.

Visto de este modo, la depuración empieza a obrar en el individuo, antes que en el actor, de una manera gradual y conciente; pero esta depuración empieza desde un punto que llamaremos “El Estado Más Uno”: (E+1), es decir, el estado del conocimiento actual del individuo, llevándolo luego a su propio desconocimiento: “El Estado Cero”: (E0), para adquirir después un conocimiento diferente e ideal, necesario en el teatro: “El Estado Menos Uno”: (E-1). 

Es como purgar el cuerpo y desparasitarlo de  ciertas costumbres alimenticias, para luego acostumbrarlo a nuevas y más sanas costumbres alimenticias.  Por eso se hace necesario un desequilibrio dentro del equilibrio para llegar nuevamente a un equilibrio, esta vez, un equilibrio conciente.

Hemos experimentado y aplicado al teatro esta teoría de la depuración mediante ejercicios progresivos y de inversión, es decir, se empieza en un equilibrio que es en principio el estado de esencia actual del individuo (E+1), luego marcamos un desequilibrio en el que se busca eliminar transitoriamente esa esencia actual: (E0) y luego, empezamos a equilibrar nuevamente una esencia pero enfocada en otra concepción diferente que en principio  el individuo-actor tenía: (E-1).

 Veamos: el individuo-actor originariamente tiene una concepción definida (a su manera) de los objetos que lo rodean, por ejemplo: “pared”, desde ese punto se le puede estimular a esbozar relaciones de la pared con otras circunstancias al azar y haciendo partícipes la mayoría de sentidos posibles.  Luego vemos que sistemáticamente, irá entendiendo poco a poco y progresivamente, cuestiones que antes ni siquiera se preguntaba ya que se le han planteado adrede nuevas perspectivas que le son extrañas, e invertiremos los conceptos  hasta llegar a un punto cero que será la incertidumbre.  Después se plantea una confrontación y una unificación que deviene una respuesta lógica llegando así nuevamente a un estado progresivo de definición.  Ya en este nivel de ideas el individuo-actor no hará inconscientemente relaciones de una cosa con otra, sino, entenderá y sentirá esas relaciones.

 La Pérdida del “YO”: +1 Hacia 0

En este punto nos enfocaremos en el primer paso del equilibrio del individuo- actor y lo llamaremos: El Equilibrio del “Yo”.  Tengamos en cuenta que el Yo (dentro del Proceso de Depuración), es la significación de lo interno como profundidad y esencia en la totalidad del cuerpo, de sus actividades motrices y cognoscitivas.

Hay que entender  que el Estado Cero no significa un punto nulo o sinónimo de tener la mente en blanco, sino, un punto intermedio entre el conocimiento actual y el conocimiento futuro.  Es decir, un punto de incertidumbre, de duda, generado básicamente por ejercicios que crean dicha duda. 

 En el cerebro del ser humano se van desarrollando procesos que interactúan entre sí y que determinan su personalidad; los cuales (en su mayoría), son la respuesta orgánica y sicológica de los estímulos directos e indirectos que le va proporcionando el entorno social y material por antonomasia.  De cierto modo nuestras concepciones son herencia de otras concepciones a fuer de imposición y dominio.

 El primer paso es entender conscientemente el equilibrio actual, nuestra concepción e ideas del mundo.  El entendimiento de nuestro entorno social nos llevará a sacar resultados sobre la transformación histórica que nos deviene tras relacionar diferentes ideas entre sí y tratar de determinar si son lógicas.  Luego es necesario que relacionemos esas ideas con otro entorno diferente al nuestro o quizá otro punto de vista.  Este punto de equilibrio debería empezar a desequilibrarse gradualmente, pues ahora los conocimientos avanzan hacia cero (incertidumbre).

Al principio de la formación actoral, hemos experimentado durante algunos ensayos con una gran variedad de ejercicios y en los que estimulamos que el actor recorra los espacios de su entorno físico teatral, teniendo en cuenta su naturalidad, es decir, lo que es el individuo-actor comúnmente (E+1), luego tratamos que incorpore movimientos y palabras nuevas para él, de un modo progresivo, y en consecuencia, resulte adrede una personalidad diferente a la acostumbrada “(actuar lo diferente)”. 

 Al cabo de algunas semanas, Hemos notado cómo el pensamiento y el cuerpo del actor se sienten diferentes y sus concepciones empiezan a ser nuevas aunque ambiguas acercándose al  estado cero del proceso.

De algún modo, el Yo actual va desapareciendo y la incertidumbre organiza nuevas ideas, la transición del estado cero causa un desequilibrio, pues el individuo-actor no sabe cuál es el camino o hasta puede suceder que no lo acepte (en principio).  Así ha terminado la primera etapa del proceso.

·         A) Empezar en el equilibrio actual de conocimiento.

·         B) Ir hacia el desequilibrio al buscar nuevos conocimientos.

·         C) Llegar al desequilibrio al confrontar los nuevos conocimientos con los viejos conocimientos.

·         D) Estar en el estado cero.

 La Búsqueda del Yo Conciente: Cero Absoluto  (0…)

 La búsqueda del Yo Conciente empieza desde el estado cero, en el punto exacto del desequilibrio imponiéndose la incertidumbre, ocasionada por la pérdida del Yo y la imperiosa necesidad de acomodar las ideas.

Ya las diferentes concepciones que le son novedosas al individuo-actor, orbitan en su desequilibrio, ahora se plantea, experimenta, indaga, y busca  encontrar el camino; después intenta acomodar las piezas mediante el raciocinio y la adquisición de conceptos lo empujan a reorganizar su esencia.  Pero para ello ha desatado una intensa lucha de aceptación adaptando así el segundo paso del Proceso de Depuración.

 El individuo-actor al “desintoxicarse” de los viejos conceptos, es decir, al no utilizarlos ya, al no ser parte de su vida práctica y al sentir que ya no tiene bases sólidas para defenderlos, aunque los conozca, notará que su cuerpo físico y su aspecto síquico se verán obligados a buscar un nuevo modo esencial que pueda sostener y sustentar, pues el ser humano por naturaleza siente la necesidad de definición de su entorno y por costumbre existe su propio planteamiento.

 Al seguir conectivamente la idea de los ejercicios planteados se sabrá llegar al estado cero, luego  durante los siguientes ensayos se buscará interpretar diferentes personalidades tanto en su modo de proceder como en sus movimientos;  y por último, buscará meticulosamente la salida del estado cero de acuerdo a su necesidad y estará a punto de encontrar un nuevo equilibrio, suponiendo de tal modo que trasciende su conceptualización y encontrará así mismo, mediante el proceso, el inicio del equilibrio nuevo (E-1), su nueva esencia.

 El Naturalismo de Stanislasvki  propone ciertas técnicas en las que el actor busca la representación natural del personaje, es decir, el actor debe conocer profundamente al personaje y ser él, olvidarse de su estado esencial como individuo e imponer otro estado esencial en quien representa.  Es como si el actor dejara de ser “individuo en sí mismo” y se convirtiera en “personaje en sí mismo”.  Por lo que se dice que es una “actuación más real” y de mayor emotividad (Naturalismo), generando por lo tanto en el actor y en el espectador, un estado sentimental de identificación con cierta idea subjetiva de la realidad.  Lo cual impide una reflexión y un estado de razonamiento en el actor (porque se cree lo que es el personaje) y en el espectador (porque lo conmueve el personaje pero no lo invita a preguntarse {acepta, no medita}).

 El proceso de Depuración lo que busca es una reflexión objetiva del Yo a través del entendimiento social-cultural y dialéctico que nos conduzca al conocimiento de la materia y el movimiento en espiral como explicación de nuestra existencia.  Y, donde el arte del teatro a través de la semiología que le caracteriza, pueda escudriñar desde el individuo-actor las posibilidades de transformación y devele la inconcordancia del realismo que le antecedía.

En este proceso el significado puede llegar a variar respecto al significante puesto que al desapegarse el individuo-actor de la cotidianidad semiológica acostumbrada, recalará por obviedad en otros puntos de vista típicos y multilaterales relacionados con el enfoque de un realismo dialéctico y práctico.

 La Esencia del Yo Conciente: (E-1).

“El Yo Esencial” es el resultado de la práctica conciente que ha pasado por el Proceso de Depuración.  En este punto los conceptos han cambiado y la visión de las cosas es diferente en tanto que objetiva; ya no es la búsqueda de la esencia sino, ella misma; ya no es el punto cero sino, el -1; ya no es la incertidumbre sino la razón concreta con bases sólidas y fundamentadas.

 Ahora el individuo-actor se ha “reformado” y debe enfocarse en la perspectiva del concepto material, por lo cual su esencia se tornará práctica; la razón de su cuerpo y de su mente trabajan conectadas entre sí, no hay desconexión abrupta entre estos elementos ya que coinciden en la realidad lógica y palpable, no en los supuestos subjetivos de la materia por la idea.

 Entenderá el movimiento como esencia del instinto y expresión del cuerpo material; será el dominador de sus capacidades intelectuales, las que trabajará cada vez más en sus ejercicios de constancia, memoria y permanencia.
Aquí cabe decir que es muy importante el ejercicio diario de esta “retroalimentación” con puntos que mantengan el equilibrio consecuente de su formación actoral enfocada en el materialismo dialéctico.

 En esta etapa del Proceso de Depuración, en ocasiones se ha notado que algunos individuos-actores manifiestan un estado de depresión (culpabilidad inocente) o de rechazo; es lógico por lo tanto, que se entienda esta situación como el eco de la pérdida del Yo, pues hay que recordar que se pierde la esencia pero la información queda aislada en el cerebro.

Sin embargo, a medida que la nueva esencia se va fortificando y acostumbrando, los resultados van siendo óptimos.

 Con la esencia del Yo se asume una posición frente a la expresión semiótica del teatro desde la concepción materialista dialéctica y será parte fundamental en la educación del individuo-actor, porque éste lo aplicará a su actuación, tanto en la desconexión y conexión de un personaje en cuanto al medio escénico, tiempo, circunstancia, así como en la forma de enfocarlo al público.
La técnica de su actuación se basará, (como dijimos anteriormente), en la conciencia diaria del acto.
Ahora sí, el Proceso de Depuración ha logrado uno de sus principales objetivos: el Yo Esencial, dialéctico, cognoscitivo, trascendente y corpóreo.

 
El Yo Conciente

 Con el ser esencial cobra vida el Yo Conciente, intrínsecamente.  Hablamos del Yo Conciente para referirnos al estado de análisis objetivo, concreto y real de la concepción materialista dialéctica del mundo y desde luego, la aceptación de la misma.

El individuo-actor acepta esta concepción porque durante el Proceso de Depuración estableció los parámetros de comparación y análisis que le permitieron crear cambios internos para llegar a una esencia sólida.

 Sentirá una gran limpieza porque ahora su conciencia no es manipulada desde ningún punto de vista, el trabajo actoral ha descifrado los diferentes aspectos semiológicos de la relación entre el arte del teatro y la manifestación social que son tácitos de la acción transformativa.

 A través del teatro el individuo-actor podrá expresar libremente la correlación del cuerpo y la idea y propondrá nuevas alternativas en el individuo-espectador, alternativas de la transformación social en tanto que necesidad liberadora.  Pues no hay que olvidar que tanto el individuo-actor, como el individuo-espectador suponen una relación social de contemporaneidad conciente, tanto inmediata como  transitiva. 

 Ya por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de un proceso de formación actoral cuya técnica requiere de un compromiso del individuo más allá de una figuración artística.  La experiencia nos pone en ciernes con la imperiosa necesidad de un teatro nuevo desde el punto de vista del requerimiento de la transformación social, un teatro dialéctico en todo su fondo y en todo su contorno, un teatro para oprimidos que se anteponga al teatro miserable de la inmovilidad.

(Dedicado a los que han creído en mis ganas de hacer, a pesar de mis errores y por supuesto, a todos y cada uno que han sido dirigidos por mí en el gran arte del teatro). 
 L. F.  Nikho

 Terminado de escribir en Manizales, Colombia, el viernes 15 de marzo del año 2013.

miércoles, 2 de enero de 2013

Contestación a los Burlescos




  
Por: L.F.  Nikho

Pocos grupos teatrales tienen un conocimiento científico de su quehacer cultural y no es precisamente porque la academia haga sus mejores esfuerzos para la divulgación plena de un teatro proletario.  Al contrario, todo aquello que sea mostrado a través de un verdadero concepto revolucionario es señalado con burla por los grandes detractores que pertenecen a un círculo cerrado de “artistas intelectuales” que se llaman así mismos: vanguardistas.
Cualquier cantidad de expresiones de rechazo, críticas rebuscadas y hasta conceptos ignorantes que reflejan indiferencia, deben soportar grupos que irónicamente tienen una estructura de conocimiento, práctica y teoría más sólidas.

En la vida diaria (y sin generalizar), aquellos anteojos de moda, los abrigos negros, las sandalias de cuero, las batas anchas, la mezcla de hippie, indígena y gringo en un solo atavío y una presentación personal descuidada como muestra de una aparente rebelión, no son más que la identificación de intelectualoides desesperados por llamar la atención y convencidos descubridores de “la nueva era”: la era de las oportunidades.
Contra todo este maleficio viviente, consumidores deprimidos de la sociedad; contra sus conceptos sustraídos de la más miserable ignorancia; contra el vandalismo reaccionario de los incapaces; contra el íncubo depravado de una cultura que prostituye a millones de personas; contra todos ellos nos levantamos del subsuelo a recordarles que el proletariado y los campesinos tenemos nuestra propia cultura: una cultura liberadora.
En los inicios del siglo XXI renace de las cenizas un concepto que quieren olvidar quienes se han sentido aludidos por culpa de un teatro conciente de lucha y comprometido políticamente, tienen mil excusas para querer sepultarlo.  Y que se entienda que cuando se habla de un teatro con compromiso político, no se trata del concepto politiquero al que nos tienen acostumbrados los oportunistas de turno, sino, al concepto de las ciencias políticas de la realidad social.

Sobre la faz de la tierra el materialismo dialéctico e histórico sigue imponiéndose y reafirmándose en la certeza de la ciencia, demostrando que todo no era una cuestión efímera de los años sesentas como muchos pretenden hacer creer; para la muestra estamos nosotros: nuevos militantes del arte comprometido y con sello de clase, que queremos sacudir el pensamiento social con un teatro que rescata la esencia del legado brechtiano y que aporta nuevas ideas para un arte que por ser proletario, ya hace parte de la vanguardia.

Somos la oposición de los burlescos, sin pelos en la lengua nos proponemos aprender y exponer un punto de vista científico y depurado de cualquier prejuicio capitalista.  Somos la cara opuesta del teatro: los antípodas surgidos de la prole con obras que penetran el pensamiento del espectador y que buscan eliminar la pasividad sugestiva que el medio ha impuesto: accionar el pensamiento, escrutar las profundidades del cerebro para dejar las inquietudes que el teatro de la inmovilidad no deja.
Sí, aquí estamos con el brío renovado de la sangre nueva; somos los “ESOS” repudiados por los sabiondos; somos los negligentes, los de los bajos fondos que no se venden, somos contestatarios y ofensivos de los burlescos… y somos mucho más que eso.

martes, 25 de diciembre de 2012

Her-manos de Arte



Her-manos de Arte
 Por: L. F.  Nikho



 Cuando al intentar derribar las barreras de la simplicidad y lo cotidiano, y al entendernos en una misma búsqueda de querer transformar el mundo que nos oprime, se siente un gran alivio y “un no sé qué de no sé dónde” al sabernos en el camino de lo cierto. 
En la ciudad de Bogotá el 15 de diciembre de 2012, nace un grupo teatral cuyo nombre está por definirse y cuya esencia es de sangre proletaria.
Bienvenidos ellos a este miasma que supura la miseria, porque aliviaran la carga que otros ya llevamos en las espaldas; bienvenidos a redimir el arte de la escena y la palabra, porque en verdad necesitamos de sus fuerzas.

El compromiso es seguir y persistir; es ser redundantes en la lucha hasta el cansancio infinito que la guarda, es saber que del arte proletario somos la carne renovada.
Nos empeñamos por un teatro necesario, capaz de tener una posición crítica frente a la vida, y frente a las injusticias de ayer y las de hoy, nos empeñamos y esmeramos porque somos hijos de este mundo, de esta época en sí determinada, de este contubernio malogrado entre el arte y la práctica, de esta infinitud de paciencia raída por las lágrimas.

Ahora que han empezado este camino les auguramos que el éxito no viene por sí solo… ni sólo; hay que sacrificarse y ser constantes, hay que continuar a pesar de todo, pues ese es el sentido de la lucha.  Nada será gratuito sino los aplausos que al fin de cuentas son más valorizados;  nada de ahí en adelante será igual, pues el teatro, con su devenir y su existencia, deja huellas profundas que alimentan.

Bienvenidos compañeros a asumir y compartir la responsabilidad del arte necesario, a la construcción de los nuevos espectadores que cada vez serán más exigentes.  Bienvenidos a la única patria de los sueños compartida en escenarios sin limitaciones entre el público y el actor; bienvenidos al cemento duro de la calle, a las luces parpadeantes de la sala, al nervio sudoroso de la escena y por qué no, bienvenidos a la lucha proletaria…