TEATRO ANTÍPODA

domingo, 11 de septiembre de 2011

EL TEATRO SOCIAL
Segunda Parte
Por: L. F. Nikho

Dos aspectos que van ligados fundamentalmente al teatro son el aspecto humano y el aspecto de sus relaciones sociales.
En el primer aspecto, la ciencia de la antropología dispone de los mejores argumentos.  El estudio del hombre cada vez nos revela con mucha más claridad lo que ayer nos era incierto; se descubren nuevas cosas y nuevas preguntas surgen mostrándonos que la verdad de hoy es la mentira de mañana.
El hombre ha ido desarrollando su inteligencia a través de los miles de años, arrastrando consigo la necesidad de cambio y proyectándose como un ser evolutivo, trascendente, dialéctico y materialista; como un ser superior dotado de inteligencia para analizar, crear y desenmarañar el complicado mundo en el que vive.
Somos un producto del azar que apenas hace unos siglos empezamos a comprender, y aún la lucha por el sostenimiento de otras explicaciones anticientíficas siguen deambulando por las mentes de muchos como un forúnculo aferrado y dañino.  Ya a fines del siglo XIX Marx y Engels nos enseñaban que el hombre es un producto de la sociedad y que el ser social determina el pensamiento.  No tratamos de explicar aquí lo que otros ya han explicado, simplemente queremos recurrir a los argumentos básicos y la relación directa que tiene el teatro con la sociedad.

El teatro, cientos de años anticipado al concepto marxista ya vive entre los hombres haciendo gala de sus relaciones y testificando sus pensamientos y creencias.  Así como la religión surge de la ignorancia para explicar el entorno, de la misma manera, el teatro nace para mostrar obediencia a los dioses.  Más adelante los conceptos teatrales van siendo más humanos y sólo las relaciones que existen entre ellos –los hombres- empiezan a mostrarse con mayor profundidad.  Esto nos lleva a determinar el segundo aspecto ligado al teatro y es el de las relaciones sociales existentes entre los hombres.
El teatro de hoy y de ayer sigue mostrándonos al hombre y aunque no sea este su fin, ineludiblemente nos muestra al hombre y sus relaciones sociales; aunque claro está, bajo argumentos equivocados y en su mayoría poco o nada científicos.
El concepto individualista es prioridad y esencia en las filosofías capitalistas pero todo ello lo contradicen a la hora de explicar al hombre, pues lo admiten como un ser social pero mutilan sus relaciones sociales con otros hombres.  Quieren desconocer la clase, la lucha de clases y las relaciones de producción que son el motor de la existencia humana.  El antagonismo sólo es mostrado como caso aislado e independiente, pues para el sistema lo mejor es hacer creer que todos nos abrigamos con el mismo abrigo y lo demás es cuestión de suerte.
Pero el teatro “quiere superase” y “ser neutral”; según muchos intelectuales del teatro y del arte en general, están fuera de toda discusión, conflicto  batalla.  Estos conceptos superficiales revelan a las claras la incapacidad y la falta de compromiso de nuestros grandes teóricos, y es de éstos de donde la academia tiene surgimiento y se alimenta para después ser repartida al mundo en sus maneras y argumentos.
El teatro está más lejos de esta realidad y Bertolt Brecht ya nos lo ha empezado a demostrar con un teatro al estilo “auscultación médica” en el que nos muestra no solo al hombre sino, a sus relaciones sociales.
El conflicto permanente entre las clases sociales hace necesaria una toma de conciencia que coincida con las necesidades del momento histórico.  El teatro debe actuar como un elemento descriptivo mostrando al hombre y a sus relaciones sociales para ser enfocado y educado hacia el conocimiento real de su posición en el mundo; he ahí que el teatro está implicado en el conflicto porque de una u otra manera, hace parte de la lucha de las clases sociales.
Brecht, al vincular una nueva teoría para la escena, involucra concienzudamente a una clase social en particular: la clase social del proletariado, queriendo demostrar la aplicabilidad del marxismo, expone situaciones que inducen a confrontar al espectador con su realidad y llevarlo a sacar la conclusión de que esa realidad se puede cambiar así como el espectador hace parte de ese cambio.
Un teatro dialéctico de forma y contenido social que ya empieza a superar al teatro contemporáneo clásicamente burgués y creando parámetros de distinción ante este que lo identifican como el único teatro a ciencia cierta, verdaderamente comprometido con las clases oprimidas.
Muchos analistas ya han tomado al brechtismo de la manga intentando buscarle fallas pero se les olvida a la hora de entrar en sus análisis profundos, que Brecht era un marxista y que precisamente su gran aporte al teatro fue la vinculación del marxismo a las tablas.  Por lo que el deber obligatorio de quienes se proponen analizar a Brecht es ir primero a Marx, Engels, Lenin, Mao, etc. 
He ahí pues un teatro vinculado a la historia, a la dialéctica, al hombre y a la sociedad; un teatro de antropología y de antropología cultural que se podría resumir a partir de esos dos aspectos, obligando a hacer parte de la realidad social correspondiente a una época determinada que siempre será contemporánea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

POR FAVOR DEJE SUS COMENTARIOS AQUÍ