Por: L. F. Nikho
Pensamos que es sano el hecho de intentar aclarar que cuando se creó
este sitio en internet, y aún en el tiempo actual, nuestro propósito siempre ha
sido el de llegar a un tipo de lectores determinados, que se sientan identificados
con el trabajo del arte socialmente crítico. Y, aunque las expectativas han trascendido
más allá de lectores que tienen que ver con el arte y el teatro en particular,
nuestro blog sigue manteniendo su línea de opinión y crítica, sobre todo en el
área teatral.
Hay quienes opinan que para llegar al público debe escribirse de un
modo más sencillo, a través de un lenguaje más “popular”, es decir, menos
complicado. Sí, y no. Todo depende del o de los objetivos que se
tengan de acuerdo a especialidades o planos de trabajo. Estamos convencidos de que
lamentablemente no todo el mundo puede tener acceso o interés de lo que se
publica en estos sitios, además de otras razones que pueden justificarse más
adelante.
Nuestra intención no es la de hacer del lector un especialista en los
temas planteados pero tampoco presumir de una camada de lectores sin algún
interés o desconocimiento de lo que escribimos en este sitio; si bien antes que
perder “adeptos”, hemos ido suscribiendo un sitio en el que tanto neófitos del
teatro, como expertos, se han vinculado de un modo u otro a estas –por decirlo
de alguna manera- páginas virtuales.
Estamos seguros que para las necesidades de nuestros críticos, existen
y deben existir otras páginas más adecuadas a sus requerimientos, y es que en
el teatro social se habla de teatro social con todo y su jerga, semiología y
lenguaje técnico, así como la música tiene sus partituras para ser entendida
por los virtuosos musicales o como los dibujantes que saben el nombre de los
materiales que necesitan para sus trabajos.
Es el producto culminado en
cuanto a espectáculo o exhibición lo que debe interesar mayormente a quienes
vayan dirigidas las obras finales (hablamos de los ejemplos anteriores y de los
que se pueda aplicar en otras formas del arte).
No pretendemos minimizar el aspecto intelectual del lector común (eso lo
hace más bien quien critica la forma de escribir), pero pensamos que quien
quiere saber de historia debe leer libros de historia, no de lógica matemática. Aún así, hemos ido ganando lectores que nada
tienen que ver con el arte y que de cualquier forma se sienten identificados
por alguna relación general que les es intrínseca.
Volvemos al caso de que no se trata de hacer de la literatura y del
arte algo populachero sino, algo popular, pero lo popular no debe ser
interpretado como lo populachero, pues la literatura y el arte tienen sus
reglas, sus formas y argumentos y siempre de acuerdo a un estilo que les hace
identificarse y diferenciarse.
Sobre el estilo habría que hacer un punto y aparte de exclusiva
dedicación. Es a través de la práctica
que hemos reconocido el entendimiento de incluso los analfabetas, no todos
tenemos las mismas capacidades para descifrar la semiología del aspecto
literario que ya en sí, tiene un estilo individual; en cuanto al contenido
sobra decir que van enfocados por el mismo camino con sus complementaciones y
todo, pero en la forma, no podemos asegurar lo mismo. Reconocemos las influencias de otros en la
forma de escribir, pero el estilo va más allá que una influencia; a veces nos
cuesta entender a Brecht; al mismo Mao Tse tung hay que leerlo y releerlo con
todo y “su balde desde el suelo”, si no fuese así, no renegaríamos de
quienes sólo son interpretativos de las concepciones marxistas y a quienes
criticamos denodadamente. En ese caso,
entonces nosotros también seriamos sólo interpretativos (casi que exégetas), si
asumiésemos una primera lectura como algo definitivo.
Debemos reconocer que el medio literario es importante, pero no es el
único. Para llegar a las masas oprimidas
hay que tener en cuenta que debemos valernos de muchos más aspectos y de
acuerdo a los simples gustos que luego hay que convertir en necesidades. La literatura es muy buena pero no es del
gusto de todos, así mismo, algunos se sienten atraídos por el teatro y a otros
simplemente les parece aburrido; algunos van a las plazas públicas a escuchar
hablar, arengar y protestar; otros desprecian la demagogia por mucho que el
mitin, la protesta y la asonada sean justas.
Hay que tener en cuenta que una cosa es ser sencillos al escribir, y
otra, es que no todos manejamos el mismo conocimiento de un aspecto en
particular, en este caso, el del teatro social. Al público concurrente no le
interesa la Técnica del Distanciamiento, ni la crítica de las concepciones
teatrales que hacen parte de las contradicciones de la sociedad escritas en los
ensayos. Sólo en el caso de un grupo
especializado con algunos estudios o intereses más allá de los simples
resultados. ¿Cómo llamarle por ejemplo a un teatro panfletario con otro nombre que no sea el de panfletario sin
que se pierda la esencia de esa única palabra?
Nos enfocamos pues, en que nada ha de servirnos si no es de las clases
oprimidas e ignoramos que nos vamos alejando de una realidad más palpable como
es la degradación en que la burguesía nos ha ido sometiendo y haciéndonos ver
identificados con una cultura vulgar, depravada y “populacha” que es manifiesta a simple vista.
No negamos en ningún caso que nuestro pulimento literario puede tener
muchos reparos, pero vamos aprendiendo, lo cual deja implícito que es
importante escribir bien y con sencillez, pero lo sencillo (recalcamos) no debe
confundirse con que los temas determinados deban ser para todo el público, eso
sería un error, pues habría que cambiar el significado de cada palabra y cada
palabra tiene un significado esencial.
Que recuerden nuestros críticos: para escribir por escribir,
afortunadamente para muchos está el Facebock;
no generalicemos pues lo que en principio es particular, ya veremos luego cómo
por otros medios u otros géneros se pueda generalizar.
Escribimos en particular porque luego esperamos que las ideas se
generalicen a través de quienes nos leyeron en particular. Es más productivo hacer que diez
especialistas en un área determinada comprendan algo que luego transformarán en
comprensible para los demás que pueden ser miles, que intentar “rellenar” con
simplicidad los vacíos que deja la mediocridad de otros campos de la lucha
social.