TEATRO ANTÍPODA

martes, 2 de octubre de 2012

Escribir en Particular, Luego Generalizar

Por: L. F.  Nikho
 
Pensamos que es sano el hecho de intentar aclarar que cuando se creó este sitio en internet, y aún en el tiempo actual, nuestro propósito siempre ha sido el de llegar a un tipo de lectores determinados, que se sientan identificados con el trabajo del arte socialmente crítico.  Y, aunque las expectativas han trascendido más allá de lectores que tienen que ver con el arte y el teatro en particular, nuestro blog sigue manteniendo su línea de opinión y crítica, sobre todo en el área teatral.
Hay quienes opinan que para llegar al público debe escribirse de un modo más sencillo, a través de un lenguaje más “popular”, es decir, menos complicado.  Sí, y no.  Todo depende del o de los objetivos que se tengan de acuerdo a especialidades o planos de trabajo. Estamos convencidos de que lamentablemente no todo el mundo puede tener acceso o interés de lo que se publica en estos sitios, además de otras razones que pueden justificarse más adelante.
Nuestra intención no es la de hacer del lector un especialista en los temas planteados pero tampoco presumir de una camada de lectores sin algún interés o desconocimiento de lo que escribimos en este sitio; si bien antes que perder “adeptos”, hemos ido suscribiendo un sitio en el que tanto neófitos del teatro, como expertos, se han vinculado de un modo u otro a estas –por decirlo de alguna manera- páginas virtuales.
Estamos seguros que para las necesidades de nuestros críticos, existen y deben existir otras páginas más adecuadas a sus requerimientos, y es que en el teatro social se habla de teatro social con todo y su jerga, semiología y lenguaje técnico, así como la música tiene sus partituras para ser entendida por los virtuosos musicales o como los dibujantes que saben el nombre de los materiales que necesitan para sus trabajos.  Es el producto culminado  en cuanto a espectáculo o exhibición lo que debe interesar mayormente a quienes vayan dirigidas las obras finales (hablamos de los ejemplos anteriores y de los que se pueda aplicar en otras formas del arte).  No pretendemos minimizar el aspecto intelectual del lector común (eso lo hace más bien quien critica la forma de escribir), pero pensamos que quien quiere saber de historia debe leer libros de historia, no de lógica matemática.  Aún así, hemos ido ganando lectores que nada tienen que ver con el arte y que de cualquier forma se sienten identificados por alguna relación general que les es intrínseca.
Volvemos al caso de que no se trata de hacer de la literatura y del arte algo populachero sino, algo popular, pero lo popular no debe ser interpretado como lo populachero, pues la literatura y el arte tienen sus reglas, sus formas y argumentos y siempre de acuerdo a un estilo que les hace identificarse y diferenciarse.
Sobre el estilo habría que hacer un punto y aparte de exclusiva dedicación.  Es a través de la práctica que hemos reconocido el entendimiento de incluso los analfabetas, no todos tenemos las mismas capacidades para descifrar la semiología del aspecto literario que ya en sí, tiene un estilo individual; en cuanto al contenido sobra decir que van enfocados por el mismo camino con sus complementaciones y todo, pero en la forma, no podemos asegurar lo mismo.  Reconocemos las influencias de otros en la forma de escribir, pero el estilo va más allá que una influencia; a veces nos cuesta entender a Brecht; al mismo Mao Tse tung hay que leerlo y releerlo con todo y “su balde desde el suelo”, si no fuese así, no renegaríamos de quienes sólo son interpretativos de las concepciones marxistas y a quienes criticamos denodadamente.  En ese caso, entonces nosotros también seriamos sólo interpretativos (casi que exégetas), si asumiésemos una primera lectura como algo definitivo.
Debemos reconocer que el medio literario es importante, pero no es el único.  Para llegar a las masas oprimidas hay que tener en cuenta que debemos valernos de muchos más aspectos y de acuerdo a los simples gustos que luego hay que convertir en necesidades.  La literatura es muy buena pero no es del gusto de todos, así mismo, algunos se sienten atraídos por el teatro y a otros simplemente les parece aburrido; algunos van a las plazas públicas a escuchar hablar, arengar y protestar; otros desprecian la demagogia por mucho que el mitin, la protesta y la asonada sean justas.
Hay que tener en cuenta que una cosa es ser sencillos al escribir, y otra, es que no todos manejamos el mismo conocimiento de un aspecto en particular, en este caso, el del teatro social. Al público concurrente no le interesa la Técnica del Distanciamiento, ni la crítica de las concepciones teatrales que hacen parte de las contradicciones de la sociedad escritas en los ensayos.  Sólo en el caso de un grupo especializado con algunos estudios o intereses más allá de los simples resultados. ¿Cómo llamarle por ejemplo a un teatro panfletario con  otro nombre que no sea el de panfletario sin que se pierda la esencia de esa única palabra?  Nos enfocamos pues, en que nada ha de servirnos si no es de las clases oprimidas e ignoramos que nos vamos alejando de una realidad más palpable como es la degradación en que la burguesía nos ha ido sometiendo y haciéndonos ver identificados con una cultura vulgar, depravada y “populacha” que es manifiesta a simple vista. 
No negamos en ningún caso que nuestro pulimento literario puede tener muchos reparos, pero vamos aprendiendo, lo cual deja implícito que es importante escribir bien y con sencillez, pero lo sencillo (recalcamos) no debe confundirse con que los temas determinados deban ser para todo el público, eso sería un error, pues habría que cambiar el significado de cada palabra y cada palabra tiene un significado esencial. 
Que recuerden nuestros críticos: para escribir por escribir, afortunadamente para muchos está el Facebock; no generalicemos pues lo que en principio es particular, ya veremos luego cómo por otros medios u otros géneros se pueda generalizar.
Escribimos en particular porque luego esperamos que las ideas se generalicen a través de quienes nos leyeron en particular.  Es más productivo hacer que diez especialistas en un área determinada comprendan algo que luego transformarán en comprensible para los demás que pueden ser miles, que intentar “rellenar” con simplicidad los vacíos que deja la mediocridad de otros campos de la lucha social.