TEATRO ANTÍPODA

sábado, 23 de mayo de 2009

II EL ARTE DE LOS PROLETARIOS
Por: L. F. Nikho

Las concepciones revolucionarias a través de la historia nos han enseñado la necesidad de sustituir lo viejo por lo nuevo; sin ir más lejos, esta relación es mostrada por la naturaleza y por el entorno social. Así mismo, el arte desde sus inicios ha planteado al hombre con respecto al hombre y al hombre con respecto a la naturaleza; es imposible deslindar dicha relación, pues no existe ni ha existido una sociedad sin vinculación material a la naturaleza, es decir, una sociedad sin dependencia de la productividad.
Lo nuevo del arte entonces, está en las capas más revolucionarias de la sociedad y para nuestro tiempo, la capa que cumple este requisito es la de los proletarios. Sólo basta escarbar, arañar y penetrar un poco para encontrar la vasta riqueza objetiva que se halla dispersa en el conglomerado de los oprimidos. Muy al contrario de lo que quieren hacer ver los reaccionarios burgueses por medio de sus campañas anticomunistas, todo tipo de arte es político. No hay ideología que no contenga abierta, cerrada o ignorantemente, el servicio a un sistema social dado o a una clase social en particular.
El arte proletario es un arte científico fraguado a través de la experiencia y no forjado entre cuatro paredes como concepción dada por obra y gracia del espíritu santo. Nuestra manifestación artística de oprimidos debe ser vanguardia cimentada por la historia y la lucha, y declararse abiertamente en contra de los oprobios burgueses; debe ser llamado arte políticamente proletario y sin dejos de vergüenza. Aquí no estamos pugnando por un nombre o por un lugar dentro del elitismo burgués. Esta es una lucha de contrarios que requiere disciplina, constancia y sacrificio; este no es un mercado de ideas al usufructo, es la realidad que nos empuja al cambio.

Para el movimiento obrero la manifestación artística es muy importante en cuanto ésta propugna por el socialismo, desenmascarando el artificio burgués mediante la crítica objetiva y también proponiendo nuevas alternativas y nuevos caminos que conduzcan a las masas a la construcción socialista.
El arte proletario deviene de las luchas de clases y es un “instrumento” que se ampara en la realidad objetiva, por lo tanto debe ser directo y concreto, esclarecedor de los conflictos internos y las relaciones contradictorias existentes en el sistema capitalista. Pero también debe ligarse a la organización política como instrumento de ayuda y no pretender realizarse por sí solo, ya ue esto sería como dar bandazos o dar palos de ciego.
Es necesario que el arte proletario pertenezca a una dirección de partido para que su ciencia y conciencia se enfoquen en el camino correcto.

Así pues compañeros del arte, tomar bandera es empezar a desligarnos de la servidumbre; es empezar a tener la conciencia limpia y a no sentirnos más abnegados en la fila de espera de las oportunidades del imperio de la oferta y la demanda. Es hora de tomar la bandera de los proletarios donde seguramente sí somos necesarios y donde nuestro arte demostrará su grandeza e importancia sin sentirnos arrodillados, frustrados o prostituidos.
Tengan pues en cuenta compañeros lectores que SÍ es posible engendrar y desarrollar un arte proletario; es obvio que hay dificultades pero no son cuestiones de impedimento, más bien son cuestiones organizativas y principalmente de voluntad. Cuando estos dos aspectos sean salvaguardados, sin duda alguna empezaremos a edificar un arte científico y proletario más allá del arte viejo ue irremediablemente se hundirá en su propia base: LA BASE DEL SERVILISMO.

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