TEATRO ANTÍPODA

martes, 30 de octubre de 2012

Un Teatro en Aras del Desapego





No se trata de que el teatro haga una copia exacta de la realidad, “un clon”.  El asunto de la complejidad relacionada entre texto literario y puesta en escena, va más allá que la simple y dogmática concepción de Realismo; pues es innegable que a la hora de ponernos en ciernes con la práctica, las cuestiones inmediatistas de lo interpretativo nos conducen por caminos totalmente diferentes a lo que esperamos.
Una obra dramática en cuanto a literatura se ciñe por ciertas normas que la hacen ser tal, sin embargo, la contextualización a la realidad puede variar según los puntos de vista de quienes se dediquen a llevarla al escenario.  Es así que de modo imperativo y teniendo en cuenta la necesidad de un arte dramático con sello de clase, quienes nos dedicamos no sólo a escribir sino también a llevar a cabo lo escrito en escenarios,  busquemos “intelectualizar” el conocimiento del entorno social y la lucha de clases.  Es que cualquiera puede exponer sus puntos de vista, cada cual es libre de hacerlo, pero aun así, no debemos estar por el mundo con la gracia de hacer por hacer y sólo por querer hacer; el auge de la rebeldía puede ser canalizado a favor de un arte social comprometido pero científico.  Es preciso que nuestra literatura dramática no se quede en una buena intención o en un simple adorno estético del que los demás se admiren o satisfagan embebidos de belleza, hay que descorrer el velo y trascender la letra literaria en acción artística.
Hay que evolucionar –si se quiere-, a que el arte no solamente es esteticismo, forma y concepción personal; si fuese así, seguramente no habría críticos, paredes y oídos para exponer las realizaciones.  La objetividad del arte no es necesariamente la transgresión del individuo a lo impersonal, sino, la necesidad que el individuo tiene de asimilar y entender las relaciones sociales de las cuales es partícipe directo, intrínseco y consecuente; y entender significa tener la capacidad de transformar.
La obra dramática llevada a cabo, es decir, puesta en escena, debe adquirir un compromiso serio y decidido que esté constantemente a la par de las necesidades sociales, y ese compromiso ha de ser necesariamente metódico ya que la conciecia en el teatro es una cuestión de método.  Por eso insistimos en que la realidad no debemos plantearla como una fotografía ante nuestros ojos, sino, como un algo que puede ser cambiado; hay que especular con las posibilidades de lo que es concreto en apariencia y así comprometer al público hacia su propio entendimiento como el ser social que hace “girar al mundo”.
Hacer teatro comprometido, no es exponer un cúmulo de acciones subjetivas que tienden a decir qué o cuál situación se vive en determinada actualidad; es imprescindible que hallemos diferentes metodologías que levanten escozor y busquen concienciar, no aceptar pasivamente o ahogarnos en un mar de lágrimas porque eso que vemos en el escenario es lo que vivimos, o porque reneguemos de todo al estilo anárquico como lo hacen tantos jóvenes de las universidades hoy en día que finalmente son rebeldes de ocasión, aves de paso, esnobistas de la rebelión.  El compromiso está supeditado a una posición, a un querer hacer y seguir haciendo, a una búsqueda racional del cambio y del interés de clase.  El teatro social es indispensable de una enfundia proletaria, de un brío capaz de estremecer la sensibilidad de la inquietud, de la pregunta y de la reflexión; algo así como el ensimismamiento que produce la inspiración interna tratando de encontrar la solución a un problema; dejar clavada la inquietud, el paradigma, la picazón, la espinita que hay que sacar sea como sea.
Entonces esa relación de la cual hablábamos inicialmente, la relación entre el texto literario y la puesta en escena, nos implica en un despojarnos de “al pie de la letra” a la hora de producir una obra teatral.  Por lo que es tan importante poner en marcha la imaginación de la que tanto se alimenta el artista y además, agregarle un denodado estudio para el entendimiento de la lucha social de clases.